Cuencas Intramontañosas
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Son amplias depresiones más o menos paralelas situadas entre los horsts -macizos tectónicos y con bordes marcados por fallas normales- producidos por la distensión postalpina. Su profundidad no es excesiva, entre 1.500-2.000 m, y están rellenas de sedimentos procedentes de la desmantelación de los relieves circundantes. Según su origen se distinguen dos grandes grupos, cuencas de antepaís y cuencas interiores.
Algunas de estas depresiones -Guadalquivir, Granada, Lisboa- tienen sedimentos marinos y continentales alternantes que indican un régimen sedimentario fluctuante con subidas y bajadas sucesivas del nivel del mar. Sin embargo otras -Duero, Ebro, Tajo y Badajoz- tienen sedimentos casi exclusivamente continentales.
Cuencas de antepaís
Su formación está directamente asociada a la edificación del Pirineo y la Cordillera Bética.
Cuenca del Ebro
Cuenca de antepaís meridional asociada a los Pirineos, ligada al origen y evolución de esta cordillera durante la Orogenia Alpina. Tiene forma triangular y está limitada al Norte por los Pirineos, al Sur y SE por el borde meridional de la Cordillera Costero Catalana y al SO por el Sistema Ibérico. Presenta por lo general rocas detríticas continentales del Paleogeno y Mioceno, casi exentas de deformación. Durante el Paleógeno la cuenca experimenta cierto hundimiento en su borde Norte al ser invadida por los cabalgamientos que son empujados hacia la parte frontal de la cordillera.
Panorámica desde el Macizo de Montserrat. Foto: PD.
Cuenca del Guadalquivir
Cuenca de antepaís asociada a la Cordillera Bética y que se desarrolla de manera simultánea a la formación del Orógeno Alpino. Está limitada al Norte por el Macizo Ibérico, al Sur por la Cordillera Bética y al Oeste por el Golfo de Cádiz. Esta cuenca ha estado invadida por el mar durante el Mioceno, Plioceno y parte del Cuaternario, de ahí que los sedimentos que la rellenan sean predominantemente marinos, margas y arcillas depositadas en un medio de aguas tranquilas con escasos aportes de sedimentos detríticos. Debido a efectos tectónicos que actuaron en la formación de la Cordillera Bética, algunos materiales de ésta sufrieron un desplazamiento hacia el Norte, quedando intercalados dentro de los sedimentos del Mioceno marino de la cuenca.
Río Guadalquivir a su paso por Córdoba. Foto: Rafaelji (GFDL)
Cuencas interiores
Estas depresiones se formaron como consecuencia de la deformación alpina que afecta a algunas áreas del Macizo Ibérico y que provocó su hundimiento durante el Terciario. Están rellenas de sedimentos continentales fluviales y lacustres, discordantes sobre las rocas paleozoicas muy plegados y erosionados que constituyen el sustrato. Sus bordes son fallas normales que hunden estas zonas respecto a los relieves marginales. Sus rocas sedimentarias permanecen horizontales, sin que hayan sufrido deformación significativa desde su depósito, y en ellas se han encajado las redes fluviales actuales.
Cuenca del Duero
Está bordeada por distintos sistemas montañosos que se forman durante la Orogenia Alpina y que determinan en gran medida su evolución geodinámica. Limita al Norte con la Cordillera Cantábrica, al Este con la Cordillera Ibérica y al Oeste y Sur con el Macizo Ibérico. Está formada por rocas terciarias de origen continental, con sedimentos fluviales en los bordes de la cuenca que pasan a lacustres hacia el centro. La actividad tectónica que registra en su borde Norte, asociada a la evolución alpina de la Cordillera Cantábrica, provoca la acumulación de importantes cantidades de sedimentos que en algunos lugares superan los 3 km.
Rocas sedimentarias fluviales cerca de Peñalba de Duero. Foto: Lourdes Cardenal (CC-BY-SA-4.0).
Cuenca del Tajo
Incluye la cuenca de Madrid en su parte occidental y la cuenca de Loranca en su extremo oriental. Está limitada por distintos sistemas montañosos, parte del Macizo Ibérico reactivado durante la Orogenia Alpina -Sistema Central y Montes de Toledo- y por el Sistema Ibérico. Las rocas sedimentarias terciarias que rellenan la cuenca son principalmente de origen continental con espesores de 2,5-3,5 km.
Rocas sedimentarias fluviales de la cuenca de Loranca. Foto: PePeEfe (GFDL)..
Otras cuencas intramontañosas
Por último, se ha de tener en cuenta una serie de cuencas intramontañosas, depresiones situadas en el interior de las cordilleras, principalmente de la Bética. Por lo general son de origen marino, al principio comunicadas entre ellas pero con el tiempo individualizadas y convertidas en medios lacustres y fluviales, de forma más tardía en las más cercanas al Mediterráneo. Un levantamiento de la región produjo el final de la sedimentación y el encajamiento posterior de la red fluvial.
Panorámica de la Cuenca de Guadix desde Purullena. Foto: Emiliojbm (GFDL)..